En 1989 se estrenaba la quinta entrega de Pesadilla en la Calle del Infierno, la quinta cinta de Halloween y la tercer película de Indiana Jones, entre otras; pero lejos de estos gigantes de taquilla, Alejandro Jodorwsky presentaba al mundo una historia de simbología mágica, una pesada carga psicoanalítica y una propuesta visual que satisface los sentidos ansiosos de arte: Santa Sangre.

La película narra la historia de Fénix (Axel Jodorwsky) y los episodios traumáticos que experimenta en el circo “El Circo del Gringo” propiedad de su abusivo padre y la relación que desarrolla con su madre, sacerdotisa de un culto que veneraba a una niña desmembrada, relación que lo aprisionará durante muchos años fragmentando su realidad. La presencia de Alma, una niña equilibrista sordomuda con quien Fénix encontrará su primer amor y la separación de ésta. Cada personaje es construido y presentado de manera completa y compleja, enriqueciendo y justificando la historia y su final liberador.

Para quienes gustan del cine de arte, el director nos regala una película que provoca emociones, que sumerge al espectador en la historia, con interpretaciones que capturan la atención e imágenes que difícilmente olvidará. Santa Sangre es un clásico del cine de culto ideal para quien busca en el cine un viaje emocional.